Wednesday, March 9, 2011

Sé que todo va a quedar en nada



Sé que todo va a quedar en nada



No sé bien si definir esto como una historia de amor. Al menos lo es para mí. Se que a muchos con experiencia en estas cosas van a leer esto y pensar que es una pendejada, pero la verdad es que no soy de hacer estas cosas y si lo estoy haciendo es porque ya no se qué hacer para descargar lo que me pasa.

Tengo 18 años y sinceramente nunca tuve novio. Las razones son muchas. Supongo que en gran parte porque nunca me intereso, pero también porque siempre me fije en el típico mujeriego popular inalcanzable y para colmo soy una tremenda cobarde que nunca diría en la cara lo que siente.
Hasta este año creí que el amor no era para mí, cualquier intento de romanticismo me parecía patético, cursi y por ende cada vez que un chico se me acercaba con intenciones de compromiso salía corriendo. bastaba con que me demostrara “afecto” para que yo lo alejara, convencida de que no me gustaba más. A esto se sumaba que siempre fui muy exigente con los chicos, nunca estuve con alguien que no me gustara o no fuera aprobado por mis amigos. Nunca supe lo que era estar enamorada, y tampoco me preocupaba mucho, me divertía estar con chicos lindos que me tiraban onda por una noche y no me molestaba en lo más mínimo que no me llamaran más, porque al fin y al cabo tampoco lo esperaba ni me interesaba. En fin, la típica vida de soltera, el famoso “touch and go”.

El año pasado empecé a prepararme para la facultad. El primer día del curso, entró al lugar donde nos preparábamos un chico que no había visto nunca. No era ni muy alto, ni muy fachero, ni muy llamativo, pero, no me pregunten por qué, apenas lo vi sentí que me encantaba. El entró, saludo al profesor y se sentó en otra mesa, y note que volvió los ojos. Al rato comente con mi amiga, que también estaba ahí, que el chico era atractivo y coincidía conmigo, era totalmente normal y esperable que nos gustara alguien del grupo.

Los días pasaron y no socializábamos mucho, y por su grupo de amigos nos enteramos que era el típico popular, que se juntaba con gente bastante careta que no me hacía mucha gracia. En otras palabras, empezamos con los prejuicios y no nos acercamos.

Fue pasando el tiempo y nos dimos cuenta de que no era como nosotras pensábamos. El grupo se hizo más unido y el resultó ser súper simpático. Entramos bastante en confianza, pero nunca del todo. En esa época yo sufrí bastante por una situación con otra persona y vivía pensando en eso. Sin embargo, no puedo negar que siempre sentía algo por el cuando nos mirábamos, me hablaba o cuando lo veía con su novia. En ese momento el estaba de novio, y yo era más que invisible para el en ese sentido.

En fin, este año empezamos en la universidad y resultamos ser compañeros. Los dos nos fuimos a vivir a la capital y en seguida empezamos a acercarnos. De un momento a otro me daba cuenta que no me dejaba de mirar, o que se acercaba a hablarme entre roces, tomadas de mano, etc. Casi sin darme cuenta me fui enamorando. Nunca supe cómo era, pero me di cuenta por que cuando estaba con el todo eso que me había parecido tan cursi ahora me hacía sonreír como una tonta. Lo dejé acercarse como a ninguno, y mis amigas de la facu me aseguraban que el estaba conmigo como yo con el. Pero de entrada no me quise ilusionar, el no se cansaba de decir que era su amiga y el histeriqueo pasaba de lo obvio a lo sutil todo el tiempo. Nunca llegué a darme cuenta si lo imaginé o si realmente hubo algo entre nosotros, pero un día decidí olvidarme de el y dejar de esperar algo que nunca iba a llegar. Decidí ignorarlo, siendo cortante y mala onda, pero no dudo en acercarse el doble de cariñoso, insistente. Tuvimos miles de idas y venidas, acercamientos, alejamientos, pero siempre terminábamos en lo mismo, casi a punto de un beso (más si estábamos alcoholizados jaja).

Con el tiempo creo que me fui haciendo cada vez más obvia, no podía disimular cuanto lo quería y todos se dieron cuenta. A pesar de que nunca lo hablamos, el se dio cuenta. El sabía que para mí no era uno más, alguien para pasar el rato. Después de tantos amagues, justo cuando estaba totalmente resignada, finalmente una noche que estábamos muy borrachos nos besamos. Después de eso no nos encontramos más, ni el me llamó. Pero yo no puedo dejar de pensar en ese momento, que si bien para el pudo haber sido uno más (es bastante mujeriego), para mí fue mágico. Fue un beso distinto a todos los que había dado, y me di cuenta. Fue distinto porque lo di con amor.

Me desconozco totalmente diciendo esto, pero es así. Sé que lo más probable es que no le importe y eso me destroza, porque por primera vez en la vida siento que quiero, que necesito estar con el, porque el es lo que me hace feliz. Es el único que despierta en mí eso y no puedo estar con otro ni siquiera para olvidarme de el. Pero bueno, se que todo va a quedar en nada y que nunca vamos a hablar de esto.

(Anónimo)

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